CONTACTA CONMIGO!! livingwithoutlimits@live.com.mx CUALQUIER DUDA, ACLARACION O LO QUE SEA HAZMELO SABER ^^. (Suelo conectarme para platicar conustedes girls)

martes, 15 de junio de 2010

Cap 1

El inicio de mi vida no era más que otra típica adolescente. Una chica cuyos 16 años habían sido lo mejor de mi vida. Salvo una pequeña excepción. La pelea de mis padres. No era otra indiferencia que no los dejara en paz. Simplemente a veces pensaba que discutían solo por llevar la contraria del otro.

Intentaba no darle prioridad al asunto, siendo que me afectaba tanto que llegaba deprimirme. ¿Acaso les importa el que yo este a un lado de ellos, mientras ellos discuten? Me preguntaba haciendo un pequeño cartel que decía “Te amo Bill”. Me reí ante la idea de que ellos probablemente no se fueran a dar cuenta. Pero estaba dispuesta a pasar un día inolvidable junto a la lado de mi mejor amiga Lizzi.

Esa pequeña chica rubia a quien la conocía por más de ocho años de amistad. Con ella había sido un poco más fácil y sencilla mi vida. No sabia decir con exactitud cuanto tiempo habíamos esperado este día para que por fin se hiciera realidad.

Pensaba en el juego de “el destino nos une a mí y a Bill” pobre idiota e ilusa que era, creer que yo estaría con alguno de ellos me hacía estremecer y por supuesto me causaba un gran dolor. “que mas da” repliqué con un tono de resignación tomando mi cartel lentamente para que la diamantina de color rosa no se cayera puesto que el pegamento aun estaba fresco.

-¡Vamos Neily! –Me apresuró de manera tan seria mi madre que opté por no contestarle de mala gana- No querrás llegar tarde.

Sus ojos parecían estar envueltas de llanto por la pequeña discusión entre mi padre.
No me sorprendía que mi padre fuera tan duro con mi madre. Era un policía que –como todos los demás- parecían no tener sentimientos.

Salí de mi habitación un poco irritada por la actitud de mi madre hacia mí. Parecía como si ya le urgiera que yo me largara de la casa. Pero decidí por evadirla completamente.

Di zancadas enormes hasta llegar justo a la sala. Esperaba ansiosamente a mi amiga Lizzi con su madre al volante. Nos llevaría a ambas al gran concierto que se esperaba en Hamburgo lo cual había esperado casi durante varios años.
Teníamos la suerte de vivir en Alemania y estaba segura de que algún día los conocería personalmente. Ese día definitivamente iba ser hoy.

Miré hacia mi mamá quien estaba recargada en la pared justo a un lado de la puerta principal con la mirada ida en sus pensamientos. Antes de articular una sola palabra para preguntarle que era lo que ocurría, me había salvado el clac son de la madre de Lizzi.

Antes de salir por aquella puerta, pude ver de reojo la inquietud de mi madre. Aquello me provocaba un fuerte estremecimiento, pero respiré hondo por la simple razón de que no quería sufrir durante el concierto.

-Llegaré un poco tarde –me quede callada al no saber que mas decirle- adiós –dije después de una larga pausa cruzando miradas.

Me tambalee solo un poco al pensar que no la vería después de un largo tiempo. Pero lo mejor seria concentrarme en algo que yo mas quería. Algo que vencía todo mi eterno amor.

No puedo decir con exactitud lo que significaron esas palabras, pero podía presentir que algo se avecinaba.
La camioneta en la cual nos llevarían directo al concierto me quedaba a unos pocos pasos. Algo en mi interior me hizo retroceder y querer regresar con mi madre. Consolarla y decirle que todo estaría bien ¿pero cuando iba a ocurrir una oportunidad como conocer a Tokio hotel? Ninguna. Y eso fue mi única respuesta después de subir a la camioneta.

La energía que Lizzi me transmitió en ese momento fue diversión, adrenalina, algo que me gustaba experimentar.

-¿Estas preparada? –Preguntó alegremente sin dejar de agitar sus manos- No te imaginas todo el tiempo en el que he estado pegada al espejo mirándome una y otra vez sin dejar de escapar ningún pequeño detalle.

-Por favor Lizzi –bufé ante su inesperada respuesta. Aquella niña a la cual había querido siempre había sido bella y envidiada por tantos mujeres. Tenía los ojos tan verdes y claros que resaltaba mucho su rostro liso y perfecto. Su cabello lacio y rubio dejaban mucho que desear y por supuesto, su figura extremadamente delgada- no creo que hubieras necesitado estar tanto tiempo en aquel espejo.

-¿Sabes lo que significa para mi el conocer a Tom por primera vez en mi vida? –preguntó de nuevo como si fuese una lógica. Al no obtener ninguna respuesta mía se echo a reír y continuo- es el día más importante para mí. Obtuvimos dos entradas solo para verlos personalmente –hizo una mueca al recordar algo que la hizo disgustar- bueno, con la pequeña excepción de que no seremos las únicas, pero aun así –alzó un poco la voz más animada- los conoceremos en persona y con eso me basta . Además, podré ver a Tom lo más cerquita de mi rostro y podré robarle un pequeño beso.

Como no recordar todos los sacrificios que hicimos. Llamadas y llamadas a radios para podernos ganar esos boletos. Juegos por medio de la televisión y nada parecía estar funcionando.
Lo que más me sorprendió fue que ganáramos dos pases por medio de un sorteo en internet.
Y lo peor aun es que seguía constantemente con mi frase “el destino nos quiere unir” aunque ese hecho me causaba mas risa.

-¿Y tu, que acaso no mueres por ver a Bill? –dijo curiosa y con los ojos como platos. Aquello me hizo sonrojar encogiéndome de hombros.

-Si es solo que –por primera vez en mi vida no pude articular palabra alguna pero esas no eran mis intenciones para el día de hoy. Mi día era solo conocerlos, estrecharles la mano y poder estar en paz conmigo misma.

-¡Vamos! –Me animo con un pequeño golpe en mi codo- nos divertiremos.

Hice una mueca pero intenté no pensar en muchas cosas a la vez. Estaban mis padres constantemente en mi mente solo peleando y deseando que alguna vez se reconcilien.

El camino no fue muy largo y estábamos constantemente pensando en como seria ese momento. Estábamos ansiosas y tal vez ese fue el motivo por el que fue muy largo.
Pero también había pensado en algo que también abundaba mucho más en mi mente. ¿Quién se fijaría en alguien como yo? Soy una chica a la que sus nervios siempre la traicionan. Una chica de cabello castaño con los cabellos despampanantes acompañados de unos risos fuera de control.

“Llegamos” gritó Lizzi desesperada y ansiosa. Salió del carro sin esperarme a mí y podía ser obvio ya que ella tenía los pases para entrar a la sala exclusivamente con ellos.

Al principio sentí varias punzadas en mis pies y que poco a poco se fueron recorriendo hasta llegar a mi estomago provocando un fuerte nudo en él.
Caminé a paso lento mientras observaba a las demás chicas que daban lo que fuera por entrar. Lloraban y pataleaban como si se estuviese acabando el mundo.

Logramos evadirlas gracias a uno de los de seguridad que se encontraban ahí. Nos tomó y alejó a las próximas individuas maniacas que trataban de convencernos.
Una vez dentro nos revisaron de cuerpo completo y pudimos entrar sin problema alguno.

Me sentía tan mareada que no le di mucha importancia al lugar donde nos acomodábamos. Me senté en el sillón más cercano de piel color blanco y cruce mis brazos al pecho mientras intentaba calmarme.

Lizzi se sentó a mi lado automáticamente sin borrar su hermosa su risa. Estaba segura de que alguno de los chicos se fijaría en ella los últimos 20 minutos y si no….pues las chicas que se encontraban a nuestro alrededor ya lo habían hecho.

Era lo que me gustaba más de mi amiga Lizzi. Jamás se percataba de las miradas de las chicas o de los pensamientos horribles que dirían de ella solo por la triste envidia. Le importaba un comino lo que pensaran de ella al igual como le hacia Bill Kaulitz.
Tal vez esa era mi razón por la que tanto me gustaba. Lo anhelaba desde que ellos aparecieron frente a mí en un revista cualquiera. La sostuve entre mis manos y deleite cada parte de él hasta que llegue el momento de volverme loca por él. Probablemente a él ni le importe lo que sienta. Eso era lo único seguro.
Llegaron los chicos.
Pude sentir el inmenso dolor de mi estomago mas fuerte que nunca. Casi había pasado desapercibido de no haber sido por su llegada. Las rodillas me temblaron en un intento de ponerme de pie. Las manos no las sentía y mi cabeza me daba vueltas.

Los chicos nos saludaron. Como siempre con su sonrisa brillante y unos ojos indudablemente encantadores.
Pasaron sin detenerse hacia donde serian las fotos. No pude articular palabra alguna.

Las chicas se fueron formando rápidamente para una foto con ellos. Estaban las chicas que venían solas y las que estaban acompañadas.

Respiré hondo al saber que seguiríamos de aquellas chicas a las cuales se les pidió que nos los tocaran demasiado o las sacarían inmediatamente de aquel lugar.
Era nuestro turno.
Ambas avanzamos hacia ellos que se me hizo eterno. Gritaba por dentro que esto terminara o que al menos me relajara un poco. Todo mi cuerpo lo sentía tenso como si estuviese dentro de un robot.
Cuando llegué hasta Bill, me acomodé en un intento de no tocarlo demasiado. Casi había parecido como si fuera una simple chica acompañada de magníficos reyes y princesas.
Ni siquiera pude mirar a Lizzi de tan concentrada que estaba en mi sonrisa llena de falsedad.
“Listo” había gritado el camarógrafo y que los guardias nos habían mostrado la salida para volver a reencontrarnos con ellos.

Intenté no verlos, pues me causaba un mareo que me dejaba sin aire. Y hubiera deseado que Lizzi sintiera lo mismo que yo por algunos minutos. Esta no paraba de hablar que no pude entenderla ni siquiera un poquito.

Me pareció todo tan rápido. Las 20 chicas que estaban formadas para la foto ya estaban de vuelta a nuestras espaldas esperando volver reencontrarse con ellos para una mejor firma y una charla pequeña.

-¿Qué deseas que te firme? -preguntó Gustav algo desconcertado por mi actitud. Volví en sí para encontrarme con su mirada. ¿Cómo fue que tan rápido habíamos llegado a nuestro turno?

Seguí con m sonrisa falsa y le saludé de forma educada.

-Hallo –tragué saliva pero él no me respondió. Tal vez esperaba el objeto que me firmaría- lo siento –me disculpé y saque de mi bolso un despliegue de papel color rosado –aquí tienes. Puedes firmármelo.

Pase a Georg quien estaba esperándome. Parecía ser yo la que provocaba el tráfico. Intentaba no escuchar los gritos de que me apresurara. Tomaría todo mi tiempo que fuera necesario.

-Hallo –saludó algo irritado y pasó el objeto rápidamente a Tom.
A este lo seguí rápidamente colocándome a su lado sin poder saludarle. Eso me molesto. Pero seguí con mi sonrisa.
Antes de poder saludarlo, el papel ya estaba con Bill quien este me regalo solo una sonrisa y me devolvió el papel mirando a la próxima chica
De reojo vi que uno de los guardias se acercaba a mí e intenté tomar delicadamente entre mi mano el papel rosado.
Rose con ella su mano y le estreché con cierto cariño. Esto provoco que él volteara inmediatamente y soltando rápidamente su mano. ¿Le habría dolido? Me pregunté una vez que los de seguridad ya me llevaban de vuelta a la salida para entrar al concierto.

-¡Dios mío, dios mío! Puedes creer que los hayamos conocido –dijo Lizzi mientras daba pequeños brincos hacia la salida- estaremos cantando sus canciones. Pero mira como saliste en la foto, pareces asustada –se rió bajo.

Aun estaba atónita. Había estrechado la mano de Bill y eso era más que suficiente. Había sentido un cosquilleo en mi pecho sabiendo exactamente que no era dolor si no un cierto cariño.
El tintineo de mi celular fue lo único que me hizo regresar a la realidad.
Lo tomé en mis manos y contesté.

-Neily –había reconocido esa voz en donde quiera que estuviera. Mi vecina, y mas chismosa de toda mi vecindad- pasa algo malo con tus padres. Uno de ellos ha tomado las maletas y se ha ido en carro de sitio.

Me quede perpleja y sentí como mi respiración aumentaba conforme me quedaba como estatua. De no haber sido por mi amiga Lizzi hubiera caído al suelo y hubiera sido una caída horrible.

-¿Neily que ocurre? –Llegó Lizzi corriendo a mí tomándome en brazos-¿Anda dime? –preguntó llena de curiosidad.

No supe como pero de alguna forma me levanté y fingí como si nada hubiera pasado excepto por mi actitud.
Tenia que llegar a mi casa rápidamente con la esperanza de detenerlos. De que no cometieran una estupidez.
Fingiría estar bien para que Lizzi no se preocupara y disfrutara del concierto mientras yo descendía hacia mi casa.

-Vete al concierto –le dije fríamente dando zancadas hacia la salida- No tardaré mucho.

-¿Pero por que te vas? –Preguntó con el ceño fruncido- No lo entiendo.

-No tardaré Lizzi –quité de mí su brazo que se interponía a mi salida- Estaré bien.

Se quedó parada con los ojos como abiertos de par en par viendo como salía por aquella puerta.
La ignoré.
Todo me parecía un borrón a mí alrededor. No supe como llegué hasta mi casa y me pareció más lento de regreso. Tampoco supe como le pagué a uno de los taxistas que me trajo de vuelta. Imaginé que tal vez no le había pagado.
Pero todo eso me importaba un comino. Lo único real para mí fue cuando llegue a casa.

Todo era silencio. Ni siquiera el mínimo ruido en la cocina.

-¿Mama, papa? –grité fuertemente con la ilusión de que me respondieran los dos. No hubo respuesta.

Imaginé lo peor durante unos segundos. Mi madre marcharse de la casa y mi padre enojada saliendo a dar una vuelta en lo que se le pasaba el coraje. ¡No! Grité llena de horror cuando entré a la habitación de mis padres escaleras arriba.

“Pero que es lo que había pasado” dije en mis adentros horrorizada. El acuarto se encontraba derrumbado. Todo estaba fuera de su lugar. Parecía estar hecho un desastre como un chiquillo que muy pocas veces lo recogen. Pero este no era el caso de un chiquillo. Se trataba de mis padres.

De pronto, me pareció haber oído un pequeño ruido. Se escuchaba tan cerca y eran gemidos. Alguien parecía estar llorando.
Voltee a mis espaldas al sentir una mirada fuerte. Era mi madre. Estaba destruida. Sus ojos la delataban. Daban un color rojizo y lo peor de todo es que no paraba de llorar.

-¿Qué ocurrió? –pregunté al saber cual era la respuesta. La conocía tan perfectamente. Sabía que se había separado. Eso era definitivo. Pero una pequeña parte de mí deseaba que todo lo que imaginaba o pensaba fuera mentira.

-Tu padre se ha marchado –respondió sin darle mucha vuelta al asunto. Lo supe enseguida por que se puso a llorar más.

De pronto lo vi todo más claro. La imagen de mi padre empacando en la mañana. Simplemente no le quise preguntar. Solo lo había visto de pasada en la mañana. Mi madre apresurándome a que me fuera de la casa. Me dio la conclusión de que ellos ya sabían que esto pasaría.

-Tu ¿lo sabias? –dudé al principio. No sabía si eso estaba permitido preguntar. Temía que dijera un si.

Pero ella no pudo decirme nada y entre sollozos solo se limito a decir “si” moviendo la cabeza de arriba abajo.
Me enfurecí. Odiaba tener razón. Lo odiaba.

-¿Por qué no me le dijiste? –exigí saber en ese momento soltando un grito fuerte.

-¿Tu como es que has venido hasta aquí? –dijo en un intento de evadir mi pregunta- Se suponía que estarías en el concierto. Disfrutando con tu amiga. Ese era el plan.

Eso contestaba mi pregunta. Estaba tan entusiasmada en el concierto que me vi demasiado ciega como para notar algo extraño en ellos. Todo por un estúpido concierto. Todo por conocer a artistas que ni siquiera me recordaran jamás.
Tal vez si yo hubiera estado más atenta hubiera sido diferente. Habría detenido a mi padre y que aclararan las cosas.
Lamentablemente nunca tuve opción para eso. Simplemente me dejaron aun lado y decidieron que era lo mejor para mí.

“Maldita sea” grité llorando dando un fuerte golpe. Maldije al tiempo que me dirigía a mi habitación. “Tal vez si no existiera Tokio hotel, yo probablemente detendría una separación” maldita sea…..

Mi corazón revocaba todo lo que daba. Una furia comenzó a descender por todo mi cuerpo como un fuego ardiente que caminaba a paso rápido por todo mi cuerpo. Mis manos en cuestión de segundos eran puños a mis costados.

Me deje llevar por mis impulsos. Ni siquiera trataba de calmarme sino todo lo contrario. Desahogarme de cualquier cosa…inclusive. Romper todo. No quería saber de nadie en ese momento. Todo me parecía estúpido y tonto.

Después de varios minutos. Al romper el vidrio de mi recamara –sin que mi madre hubiera interferido- me vi en esa imagen. Junto aquellos vidrios rotos.
Eso era suficiente para saber que mi vida estaba apunto de cambiar.

Fue entonces cuando jamás imaginé que dentro de algunos años…mi vida estuviera apunto de cambiar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

hola!! escribe tu comentario!!